Inmigrantes y trabajo, ¿Qué nos dice la Ley?:
En el contexto mundial en que nos encontramos, que sugiere una constante abolición de fronteras, sobre todo en “comunidades” como Sudamérica, donde se supone las migraciones deberían incrementar con el tiempo, parece imperante legislar de manera adecuada al respecto, y sin embargo en Chile las bases de la normativa vigente datan de 1975.
Este Decreto regula el “ingreso, residencia, permanencia definitiva, egreso, reingreso, expulsión, y control de los extranjeros a Chile.”
Y a su vez prohíbe la entrada al país de “aquellas personas que no tengan o no puedan ejercer su profesión u oficio, o carezcan de recursos que les permitan vivir en Chile sin constituir carga social.”
Como podemos ver, la ley es bastante estricta para el ingreso de extranjeros lo que desemboca en problemas como la ilegalidad (y su consiguiente efecto en las relaciones empleado-empleador), y sin embargo no se refiere a la temática laboral del trabajo de extranjeros. Esto supone que los trabajadores extranjeros tienen los mismos derechos que los nacionales (salvo restricciones tales como la visa de residencia sujeta a trabajo, etc.).En síntesis, tenemos leyes antiguas que son propensas a discriminar a los inmigrantes por su condición económica, poniendo trabas al ingreso y además no ofrecen ningún tipo de garantía.
Los inmigrantes y nuestra percepción de ellos:
Habiendo ya caracterizado el mapa de inmigrantes en Chile podemos extraer algunas conclusiones.
En primer lugar y según reveló el censo 2002, argentinos y peruanos representaría la mayoría en el total de los inmigrantes. Sin embargo es claro que nuestra percepción de cada uno es totalmente distinta.
Como países fronterizos con los dos hemos compartido historia, acuerdos, desacuerdos, y situaciones de tensión, así como de conflictos bélicos; y es esto lo que en gran parte ha venido a configurar nuestra percepción sobre ellos. Sumado a las imágenes distintas que ambos representan: Por su parte los argentinos han sido vistos como el referente “europeo” en Sudamérica dado su componente demográfico e histórico italiano, y en la contraparte Perú y Bolivia en el aspecto racial representan una cercanía mayor con los pueblos indígenas de América Precolombina. Esto nos hace pensar que dado nuestro actual nivel de desarrollo tanto económico como cultural, es más aceptable para nosotros una imagen como la de los argentinos, más acorde a ese horizonte ideal, casi un modelo a seguir; y por contraparte los inmigrantes peruanos podrían representar un escaño más bajo, más antiguo, no acorde al presente desarrollo.
Por otra lado, también es cierto que hay otro factor distinto del racial que podría explicar la mayor aceptación de los argentinos que de los peruanos, y esto es que los primeros parecen integrarse de una manera más fácil a nuestra sociedad, a diferencia de los segundos que integran una sociedad dentro de otra, esto es visible en el centro de Santiago donde podemos encontrarlos reunidos en grupos, casi como “clanes”, con sus locales propios, sus restoranes, etc. Pareciera que al argentino no le complica fundirse en la sociedad, mientras que el peruano busca diferenciarse y auto segregarse.
Todo esto podría explicar la diferenciación en las labores que ambos grupos desempeñan en nuestro mundo laboral, en la que si bien el factor educacional es importante, la aceptación y el peso de tener un inmigrante peruano es muy distinto al de contratar un argentino.
Conclusiones:
No podemos encontrar incentivos legales de peso para la contratación o no de extranjeros, y sin embargo si podemos ser testigos de violaciones a los derechos laborales básicos cuando estos inmigrantes se encuentran en situación de irregularidad (quizás motivados por las arcaicas leyes que rigen el ingreso al país).
Tampoco podemos referirnos a los inmigrantes por igual, pues hemos descubierto que no juzgamos a los residentes peruanos del mismo modo que a los argentinos, o españoles. Sabemos que los inmigrantes peruanos sin ser ignorantes o no preparados en lo absoluto, en lo general tienen un nivel de educación menor a los inmigrantes argentinos, que llegan ya siendo profesionales, y por lo tanto son vistos de otra forma por la sociedad.
También se hace evidente la auto segregación por parte de los peruanos que se aíslan en comunidades dentro de otras comunidades, como ejemplos tenemos sectores como plaza de armas, santo domingo, algunos lugares residenciales de independencia, las cadenas de restoranes o ciber cafés donde residentes peruanos son dueños y a la vez clientes.
Una vez más… ¿Existe la discriminación laboral hacia los extranjeros en Chile? Creemos que sí, pero esta no viene dada por las regulaciones legales o por una tendencia exclusiva de las empresas y sus dueños, sino más bien nace a partir de una tradición dentro de la sociedad, de discriminación en algunos casos y directamente xenofobia en otros. De percepciones forjadas por conflictos, ideales, y sobre todo por el tiempo y la costumbre. Así, aunque hoy en día veamos grupos de residentes peruanos probablemente más calificados que un obrero chileno, tendemos a objetarlo, a cuestionar su capacidad, o simplemente y en el peor de los casos, atacarlo.
La discriminación laboral hacia los extranjeros entonces parece ser un problema que esta en nuestras manos más que en las de la ley, puede ser más efectivo un cambio de mentalidad que un cambio en la constitución. Es necesario un cambio de mentalidad para afrontar este medio cambiante al que nos enfrentamos, en el que la globalización ya es una realidad de la que no podemos mantenernos al margen. Este es un problema social, por lo tanto requiere un trabajo conjunto de empresarios, autoridades, trabajadores, y todos los actores que la conforman.
realmente habrá alguien que quiera hacerse cargo de esta realidad? que sucede cuando el inmigrante es un centroamericano o un europeo? se presenta discriminación? o el problema radica en que no nos gusta(n)los de color más oscuro?
ResponderEliminarinteresante tema, hay un buen desarrollo de ideas, auqnue hay que tener cuidado con no caer enmuchas opiniones y justificar los datos concretos.